viernes, 5 de junio de 2015

8 de junio de 1982

Ese día, como todos los días, teníamos hambre. Supongo que amaneció nublado, como siempre, y de a poco fuimos saliendo de los pozos. Con la cara sucia de hollín, las manos negras de mugre y temblorosas por el frío, la ropa sucia, pegajosa, los pies húmedos y helados, con la mirada perdida, parecíamos zombies buscando comida.
La casa que estaba enfrente, detrás del río, era un imán que nos atraía. Imaginábamos alacenas llenas de manjares, una mesa con vasos y cubiertos, y camas con sábanas y frazadas. También nos ilusionábamos con un inodoro blanco para poder sentarnos a evacuar los  restos de la panzada que nos daríamos.
Los más decididos organizaron la excursión. Se sortearon con el juego de los palitos más cortos y largos quienes irían. Pero el compromiso era volver con comida para todos.
Los vieron irse. No los vieron volver.
Me fui a dormir sin saber qué había ocurrido. Las bombas empezaron con puntualidad cuando la noche nos tapó. Dormitábamos entre sobresaltos, algún esporádico grito, humo, silbidos que pasaban por arriba o que caían adelante. Hasta que un oficial desconocido, nos zamarrreó y nos gritó: ¡necesito que vengan milicos! Nos dio una siniestra explicación:
-¿Alguna vez vieron a alguien que lo pisó un tren?. Eso es lo que van a ver. Traigan las mantas, ordenó.
Empezamos la caminata por la noche cerrada, en fila india, sin hablarnos. Llegamos a la orilla del río y nos dispersamos en grupos de cuatro o cinco. En silencio íbamos descubriendo, en trozos desgarrados a quiénes habíamos venido a buscar. Las mantas eran para cargar los pedazos. El oficial nos gritaba, nos insultaba y nos ponía frente a la cara los  restos para que los identificáramos. A Alejandro lo reconocimos, por las medias: era el único que tenía unas medias civiles, de colores. A Carlitos no lo encontramos y el negro Medina estaba vivo, pero quedó casi ciego.
Son nuestros héroes más cercanos. Murieron por nosotros, por querer cuidarnos, darnos de comer.
Son Alejandro Vargas, Pedro Vojkovic, Carlos Hornos y Manuel Zelarrayán. Murieron el 8 de junio de 1982.-

la mamá de Carlos Hornos
Manuel Zelarrayán

Alejandro Vargas
Pedro Vojkovic