lunes, 18 de mayo de 2015

JAVIER SERRANO

 Dicen que se murió Javier Serrano. Lo encontraron el viernes 15 de mayo de 2015 en el departamento donde vivía solo, en Clorinda, Formosa, que alquilaba en la calle Alberdi. Esta calle está entre Rivadavia y Sarmiento, a dos cuadras de San Martín, para un lado, y a dos de Moreno, para el otro. El, para nosotros, ahora también es un prócer. Otro más que deja la vida de nuevo, después de haber muerto un poco, cuando fuimos a Malvinas.
Estaba esperando que le saliera la pensión, "la distinguida" como le decimos, y con el retroactivo pensaba construir en un terreno que había comprado.
Empezar de nuevo, como lo hiciera tantas veces.
Todos los que lo conocimos sonreímos cuando pensamos en él, tenemos enseguida presente alguna anécdota que nos hizo reír. Desde aquellos días en que venía en su moto desde Quilmes a La Plata hasta cuando andaba con su guitarra diciendo que ya le estaba por salir algo para ir a tocar a España.
Fue famoso en la primera película de Malvinas, porque su frase al final del documental le puso el título: Javier dijo: "Me deben tres: me deben los compañeros, me deben la traición y... me deben las islas, je"
Nos volveremos a ver en el cielo de los que fuimos a Malvinas, o como a lo mejor diría Javier, en el infierno.

4 comentarios:

  1. un gran amigo que se fue... algo me reconforta leer esta nota, muchisimas gracias!

    ResponderEliminar
  2. Recién me entero de tan mala noticia!! Fui compañero de él en el BIAA y fuimos juntos a Malvinas. Todavía me acuerdo cómo cómo si fuera ayer cuando el Jefe de la Compañía me mandó a buscarlo a su casa en Quilmes porque después de un franco no regreso mas al Batallón...me mandaron a mi porque era uno de sus mejores amigos, para traerlo "por las buenas"...era tan simpático y agradable que los milicos le perdonaron hasta eso, que quisiera desertar... después nos seguimos viendo en Bs As, hasta fuimos "concuñados" por un tiempo...lo perdí de vista algunos años y me lo encontré en Necochea, estaba de nuevo trabajando en lo que amaba, el mar, en un barco pesquero. Después de algunos años lo encontré en La Plata, estaba viviendo ahí. Y nunca más supe nada más de él. Esta mañana, recordando una anécdota muy graciosa (como casi todas) de él con mi señora, se me ocurrió googlear para ver si encontraba algo sobre su vida, saber en qué andaba. Y me encontre con esto, con que Javier partió hacia un mundo mejor hace ya casi cuatro años! Para mí, se murió hoy. Que en paz descanses amigo

    ResponderEliminar
  3. Qué pena que no pueda contarles ninguna anécdota divertida con Javier Jorge Serrano. Tampoco nuestra hija, a la que abandonó de bebé primero y de niña después, como a sus otros hijos (a los que reconoció. A otros, ni eso). Con 22 años yo y él con 34, en tiempos donde hablar de violencia de género era impensado, no fue fácil enfrentarme a eso y menos aún, escapar de sus golpes, de sus maltratos, de sus abusos físicos y psíquicos, de sus robos y sus estafas. Hice denuncias policiales por mis ojos morados y mi tabique destrozado, por mis piernas reventadas a patadas y también ante la justicia, para poder cobrar alguna vez, una cuota alimentaria cuando no teníamos ni para comer. Hizo mierda a cada mujer con la que estuvo. Testigos hubieron muchos. Muchos que hoy lo lloran también, pero TODOS prefirieron mirar para otro lado. Demasiado pesado hacerse cargo de "el Loco". Yo solo agradezco estar viva y haberle podido dar a mi hija una vida más que digna. Dignidad que él jamás tuvo, más allá de su fugaz paso por Malvinas. Sus histriónicas alocuciones para mí ni siquiera son recordables, más que como ecos de toda su locura que en verdad sólo era hijaputez. El cuento del huevo y la gallina. Así que no puedo acompañarlos en el sentimiento de congoja. Insisto: una pena. Mi acompañamiento es sólo para mi hija, otra hija de la posguerra, pero sin reconocimiento ni asistencia alguna. Nadie, jamás en estos 25 años, se acercó a preguntarme si necesitábamos algo. Así que la verdad, por mí, que ni muerto tenga paz.

    ResponderEliminar